Desde que hace un año comenzó en Chile la revuelta popular del 25 de octubre 2019, las clases populares han adquirido un nuevo protagonismo que se manifiesta en actos, en ideas y en palabras. Este hecho, nuevo en el último medio siglo, asusta a los sectores sociales dominantes y a sus aliados convertidos al neoliberalismo.
Esa lucha se tradujo en una presión mayoritaria por una nueva Constitución. El voto por el Apruebo ha dado fuerza a este objetivo, concretizado en la “Convención constitucional”, pero los sectores dominantes y sus aliados hacen todo por controlar la Convención y vetar las decisiones progresistas.
Los partidarios del cambio hemos aceptado dar esta batalla por una Nueva Constitución, pese a las limitaciones que nos impone el tramposo “Acuerdo para la paz” del 15 de noviembre de 2019. Esa misma movilización es el motor principal para seguir participando en la vida política, económica, social y cultural más allá de la Convención; así se lograrán cambios y avances en la vida cotidiana y, sobre todo, se irá acumulando la fuerza y la unidad necesaria para desalojar el régimen actual.
¿Podemos hacer algo, desde el extranjero, los partidarios del cambio? Pese a las limitaciones del sistema, pensamos que SÍ, que existe el deseo y la necesidad de participar, creando los canales que nos convengan. Más aún: mantenerse activos, conscientes y comunicados es la manera de hacer vivir la comunidad chilena en Suiza y así darle una identidad y una estabilidad a largo plazo.
Los grupos, asociaciones y colectivos que han participado este último año en la Plataforma Unidad Social, de Ginebra, proponemos que los chilenos y pueblos originarios residentes organicemos un primer ciclo de Asambleas Abiertas, cuya duración y cuyas formas serán decididas por las mismas Asambleas. Ellas serán un espacio disponible para que la comunidad residente pueda traer libremente sus preguntas e inquietudes, aportar con sus ideas y opiniones, hacer propuestas de acciones y de campañas, así como coordinarse para llevarlas a cabo.
Esta idea de la amplitud es fundamental: hay que integrar a todos los chilenos y pueblos originarios residentes que estén interesados. Necesitamos que todas las opiniones progresistas tengan cabida, que las discusiones sean respetuosas y se hagan con argumentos: no olvidemos que estamos en un proceso de auto-educación popular.
Para que esta idea pueda tener resultados, nos parece necesario partir de 2 puntos esenciales:
- ¿Cuáles son, según nosotros, los temas prioritarios a debatir respecto de la crisis social y política en Chile?
- ¿Qué formas de organización debiéramos darnos para debatir, reflexionar, informarnos y actuar?
A estos 2 puntos de partida hay que agregar la dimensión de las opiniones políticas. Todas tienen cabida aquí, menos las de derecha, que tienen sus propios canales para existir. Intentaremos que las Asambleas Abiertas no se transformen en palabrería estéril, sino que del intercambio salgamos más informados y claros. El rol de los moderadores de los debates será muy importante.
Dada la situación de pandemia en Suiza, los encuentros serán por vía virtual. Los medios técnicos permiten encuentros de varias decenas de participantes. En precio que se paga es que los intercambios son menos ágiles que en los encuentros presenciales. Es un desafío para todos nosotros de hacer este intento con paciencia y buena fe. Ya en el primer encuentro puliremos todos juntos las modalidades técnicas y organizativas.
Ariel Sanzana, secretario de la Plataforma Unidad Social de Ginebra
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